[10 de marzo de 2014] GINEBRA – El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter, hizo hoy un llamamiento para que se rediseñen de forma radical y democrática los sistemas alimentarios mundiales de forma que garanticen el derecho humano a una alimentación adecuada y el derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre.
“La erradicación del hambre y la malnutrición es un objetivo que puede alcanzarse. No basta, sin embargo, con revisar la lógica de nuestros sistemas alimentarios, hay que darle la vuelta a todo el sistema,” explicó el Sr. De Schutter durante la presentación de su informe final* ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas tras su mandato de seis años como Relator Especial.
El experto de la ONU advirtió que los sistemas alimentarios existentes solo son eficientes desde la óptica de la optimización de los beneficios de las grandes empresas agroalimentarias. En opinión del Relator, “tanto a escala local, como nacional e internacional, el entorno político debe considerar urgentemente la integración de otras visiones alternativas más democráticas”.
Objetivos tales como suministrar alimentos variados y culturalmente aceptables para las comunidades, apoyar la agricultura de pequeña escala, preservar los recursos de la tierra y el agua, o fomentar la seguridad alimentaria especialmente en las áreas más vulnerables no deben quedar desbancados por una obsesión unidimensional de producir más alimento.”
“La principal deficiencia de la economía alimentaria es la falta de democracia. Al aprovechar el conocimiento de las personas e integrar sus necesidades y preferencias en el diseño de ambiciosas políticas alimentarias a todos los niveles, conseguiríamos que los sistemas alimentarios que se estableciesen fuesen resistentes y duraderos,” afirmó el Sr. De Schutter.
Sistemas alimentarios locales
“La democracia alimentaria debe iniciarse desde abajo hacia arriba, empezando por los pueblos, las regiones, las ciudades y las localidades” apuntó el Relator Especial.
“La seguridad alimentaria debe fundamentarse en la capacidad de los pequeños productores de alimentos de prosperar y el respeto de su acceso a los recursos productivos es fundamental en este sentido,” añadió, al tiempo que hizo un llamamiento para que se invierta prioritariamente en sistemas agrícolas que impulsen la agroecología y la reducción de la pobreza.
El Sr. De Schutter exhortó a las ciudades a que tomen las riendas de la seguridad alimentaria. “En 2050, más de 6.000 millones de personas, más de dos de cada tres, vivirán en zonas urbanas. Es fundamental que las ciudades evalúen sus problemas logísticos y potenciales puntos sensibles en sus cadenas de suministro y establezcan distintos canales a través de los cuales puedan obtener sus alimentos, en sintonía con los deseos, las necesidades y las ideas de sus habitantes.”
En sus palabras, “en los últimos años han surgido en todo el mundo distintas innovaciones sociales que muestran cómo reconectar a los consumidores urbanos con los productores locales de alimentos, al tiempo que se reduce la pobreza rural y la inseguridad alimentaria. Estas innovaciones deben ser respaldadas.”
Estrategias Nacionales
El Experto de la ONU sobre el derecho a la alimentación advirtió, no obstante, que estas iniciativas locales solo pueden tener éxito si son apoyadas y complementadas por los gobiernos nacionales.
“Los Gobiernos desempeñan un papel clave a la hora de garantizar la coherencia de las diferentes políticas con el derecho a la alimentación y el establecimiento de una secuencia cuidadosa de las actividades, pero no existe una fórmula mágica” afirmó.
El Sr. De Schutter considera que “en algunos casos, deberán priorizarse los circuitos cortos y los vínculos directos entre productores y consumidores para reforzar la agricultura de los productores locales de alimentos en pequeña escala y reducir la dependencia de las importaciones. En otros casos, lo más urgente será quizás reforzar las cooperativas para que puedan vender sus cosechas a grandes compradores mediante contratos seguros.”
El Relator quiso insistir una vez más en que la clave reside en un proceso democrático de toma de decisiones. “Las estrategias nacionales basadas en el derecho a la alimentación deberían concebirse como procesos participativos, formuladas conjuntamente por todos los participantes pertinentes, en particular los grupos más afectados por el hambre y la malnutrición; y que la ejecución esté respaldada por vigilancia independiente.”
Coherencia internacional
“Así como las iniciativas de nivel local no pueden tener éxito sin el apoyo de estrategias nacionales sobre el derecho a la alimentación, las iniciativas de nivel nacional requieren apoyo internacional para rendir fruto” apuntó el Relator Especial.
El Sr. De Schutter destacó en su informe los esfuerzos prometedores del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) para reunir en torno a una misma mesa a gobiernos, sociedad civil, agencias internacionales y sector privado para juntos abordar los retos a los que se enfrentan los sistemas alimentarios, pero advirtió que “el CSA sigue siendo una de las pocas instancias que apuesta por la participación y la democracia en los foros de gobernanza mundial, y que integra las diferentes visiones sobre seguridad alimentaria.”
“Otros órganos de gobernanza mundial deben alinearse con el marco estratégico propuesto por el CSA. La OMC, por ejemplo, no debe obstaculizar la voluntad de los países en desarrollo de abogar por ambiciosas políticas de seguridad alimentaria e invertir en la agricultura de pequeña escala” afirmó.
El Relator Especial subrayó que los intentos de los países en desarrollo por mejorar su seguridad alimentaria sólo tendrán éxito si se ejecutan reformas paralelas en el hemisferio norte.
“Los países ricos deben alejarse de las políticas agrícolas orientadas a la exportación y dejar espacio a su vez a los pequeños agricultores en los países en desarrollo para que sean estos los que abastezcan a los mercados locales", dijo el Sr. De Schutter. "También deben restringir sus ansias de expansión sobre las tierras agrícolas a escala mundial, tratando de frenar la demanda de piensos y agrocombustibles, y reducir el desperdicio de alimentos.”
Además de su informe, el experto presentó un resumen de las recomendaciones elaboradas en el transcurso de su mandato como Relator Especial (2008-2014), que abarcan la volatilidad de los precios de los alimentos, el comercio y la inversión en agricultura, la regulación de las empresas agroalimentarias, los agrocombustibles, la ayuda alimentaria y el desarrollo, la nutrición, la protección social, los derechos de la mujer, las evaluaciones de impacto en materia de derechos humanos, las estrategias nacionales, los trabajadores en agricultura, la agricultura por contrato, los pequeños agricultores, la agroecología y la reinversión en agricultura.
(*) Lea el informe final del Relator Especial.